Cuando la gente se apoya en el Diseño inteligente para explicar la grandiosidad de la naturaleza, me parece equivalente a cuando de niños nos frustrábamos porque el carrito que empujábamos "no nos obedecía" o "hacía lo que quería": en ese momento no entendíamos que no había nada en el carrito que fuera su voluntad o la de nadie, pues este juguete actuaba con base en las reglas de la física (que tenían preponderancia sobre nuestros deseos o nuestra pericia infantil). De este modo, encuentro en el mismo nivel de raciocinio pensar que hay una inteligencia suprema diseñando todo lo existente y las reglas con las que se organiza*: no hay ninguna voluntad detrás de la grandiosidad natural: el comportamiento ordenado (y caótico) del universo se debe, simplemente, a un gran conjunto de reglas operando en el tanscurso de un tiempo larguísimo. Y opino que el deseo de la ciencia de ir descubriendo cada una de esas reglas es mucho menos perezoso que darle el crédito de todo a una conciencia superior.
Que el enunciado sea reiterado: el mundo es el resultado de una serie de azares: la maravillosa combinatoria genética (con su poder de replicación y los errores que implica) y la extraordinaria evolución geológica del planeta (que opera con reglas explicables también) es lo que ha traído como resultado a los girasoles, al estreptococo y a las nudibranquias, después de procesos de selección que tomaron millones de años (una cantidad de tiempo que resulta casi imposible de concebir), durante los cuales se extinguieron la mayoría de los seres vivos que existieron alguna vez: así es, todos ellos fueron "descartados" por este mismo proceso generacional y preponderante, por no adecuarse a las exigencias de un planeta complejo y al mismo tiempo hostil y amigable**. De modo que, efectivamente, después de todo ese tiempo de depuración, los seres vivos resultantes son excepcionales y admirables (sólo quedaron aquellos que eran aptos para funcionar en el intricadísimo engranaje de la naturaleza)***.
Sin embargo, la motivación de este artículo son precisamente las nudibranquias, estos moluscos increíbles que tienen las formas más coloridas y singulares que haya visto en cualquier organismo (y seguramente habrá muchas otras que los lectores han visto y que sería una delicia conocer). Échenles un ojo: yo creo que hasta Satoshi Tajiri (el creador de Pokemón) se quedaría corto para concebir criaturas tan alocadas como éstas. Insisto, no dejemos la responsabilidad a una inteligencia superior que planea las maravillas del mundo, eso es muy perezoso: esforcémonos en comprender las reglas que llevaron al conjunto de átomos que forma el universo, a través de millones de intentos fallidos, a ordenarse para crear un ser extraordinario.
PD. No se sienta nadie ofendido, sólo digo lo que me tomó muchos años entender y digerir.
*Algunos defensores del Diseño inteligente dicen que no es posible que el hombre piense que no hay algo más grande y poderoso que él mismo. Mi respuesta a eso siempre es la misma: nunca has visto a un rinoceronte, ¿verdad?
**Opino
que si hubiera una inteligencia que pone criaturas en un mundo, creado por ella
también, en el que morirán o padecerán, sería maquiavélica y no valdría
rendirle culto.
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Hace 6 horas
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