Creo que todo comenzó con una
caricia. En el bosque, la mujer tomó a Enkidú y lo convirtió en un ser humano a
través del tacto sutil y de los besos, que lo trastornaron; pero no hacia la animalidad,
como suele pensarse, sino hacia la cordura.
El sexo, por más animal y
primitivo que pueda parecer, en realidad despierta estados de consciencia que
no están disponibles para el resto de las operaciones del mundo cotidiano. Cuando
se hace apasionadamente, es decir, cuando engañosamente está más cercano a lo irracional,
es en realidad cuando se convierte en uno de los actos más abstractos y
complejos: la consciencia de nuestro cuerpo como un ramillete de posibilidades
sensuales (de pronto notamos que poseemos una piel y que nos cubre por
completo) y la consciencia de ese otro cuerpo en el que deseamos sumergirnos;
situaciones que tienen como resultado un desapego, un dejar de ser yo para
empezar a ser el otro, un dejar de existir en uno mismo para existir en el
otro.
El sexo podría ser el oxímoron que reúne la consciencia completa y la
completa inconsciencia.
1 anotaciones motivantes:
Me gustó mucho este texto... creo que tienes mucho talento para la poesía.
Felicitaciones
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