Graduación


¡Mañana me gradúo!

Alguna vez escribí sobre las cosas que pensaba cuando era niño. Después de leer los comentarios, el de Vanto me recordó que uno de mis sueños era, también, ir a la universidad. Ahora que la he terminado, prácticamente sin sentir, no estoy seguro de si mis expectativas fueron cubiertas completamente, sin embargo, lo cierto es que me siento emocionado y nostálgico.
Escribí un discurso de despedida que aún no sé si podré leer en la ceremonia, vestido con esa toga que intentaré hacer pasar por sotana de seminarista. Dejo aquí la introducción:

Cuando te conceden la palabra en un espacio público, te dan una envestidura peculiar, que lleva la responsabilidad de hacer eco de los deseos de quien te escucha: es un privilegio especial y cargarlo en hombros puede resultar inquietante. Y es que, en general, conceder la palabra, es decir, darle a otro el atavío del lenguaje, es un acto de distinción singular: una vez que un sustantivo distinto se ha apoderado de nosotros, jamás volveremos a ser los mismos; una vez que hemos adquirido un nuevo nombre para darle sentido a algo, el mundo tiene un significado diferente. El lenguaje te construye. Y por tanto, concederte las palabras es un acto “de-formación”, en los dos sentidos, acto “de formación” porque algo arrastran siempre las letras, por más subversivas y vanguardistas, de las viejas académicas clásicas, de esas escuelas antiguas que nos han formado a pesar del polvo de los siglos y de las tantas voces que las han recitado. Y “deformación” en tanto que uno pierde su forma original al apropiarse del lenguaje para adueñarse de una nueva. En cualquier caso, le debemos a esta escuela, a nuestras elecciones y desatinos, a las provocaciones de nuestros profesores, a las recomendaciones de los amigos y enemigos, que en este tiempo se nos haya concedido la palabra “de-formación”.


Esta mitad del año será de lo más sensibilera: rompió con varios ciclos importantes y hay algo dentro de mí que pide a gritos un ancla para este barco que no sabe a dónde va.


Pero creo que se ve tierra firme en el horizonte.



Actualización muy retrasada: Al final sí dije el discurso. ☺


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