Cuasares como mandala

Raneo miró otra vez al cielo. Había intuido la presencia de los cuasares, candelas tan viejas y tan nuevas: el estallido que inició el tiempo. Luego, en las ilustraciones de los libros, se le antojó encantadora la imagen de esos puntos excesivamente luminosos ampliando las faldas del universo, hacia el otro confín: juegos artificiales. También ellos tienen el arreglo del mandala. Terminará cuando se reencuentren, después del ciclo; y detrás de ellos el todo, hasta renovarse en ese punto misterioso. Tres, dos, uno. Nada.

3 anotaciones motivantes:

Banjú -el memorioso- dijo...

y todo eso es Luz

el mundo es música

Esto que estás leyendo ya no soy yo. dijo...

seeee la luzzzzzzzzzz, te extrañooo!

vanto y vanchi dijo...

What??!!