Tanto tiempo

Después de visitar espacios que ya suponía irreconciliables con mi vida, como la filosofía de las ciencias, la lógica y las ciencias de la educación, broto nuevamente en este espacio que había dejado abandonado (jaja, eso de brotar me recordó a los monitos de feria que sólo asoman su cabeza para ser recibidos por un mazo).
En fin. Estoy revuelto. Tengo ganas de todo, pero aún sigo atado al trabajo. Quiero andar con pantuflas, recorriendo la casa sin preocupaciones, como en otros diciembres; o mirando la longitud de un vello que ha salido en mi hombro (OMG); o contando cada una de las rayitas curiosas de las colchas de mi cama, mientras termino de expulgar el universo alterno que habita mi ombligo; o quizá tomando el sol en el pequeño jardín mientras me cuido de no parecer tan excéntrico frente a los vecinos, ahí, con bóxers únicamente, a la única hora en la que el sol está radiante en este invierno insípido; o tomándole fotografías a mi cara de triángulo invertido (jou!) hasta hallar una pose apropiada para el mensajero; o pensando en que les regalaré un montón de cosas ingeniosas y baratas a los parientes, pero al final llegaré a la reunión de año nuevo con un sólo atavío: una amplia sonrisa fingida; o imaginando la fantástica historia de la novela que podré escribir en un sólo mes y que será un súper hit comercial, pero luego me arrepentiré de haberla publicado cuando ya quiera ser un escritor "en serio" y nadie me tome como tal, y entonces me la pase todas las tardes tomando café en mi lujosa residencia, pero con un gran remordimiento; o dibujando ahora que se me ha instigado la envidia de ver los dibujos del primo del amigo de un amigo que hizo un Jim Morrison a mano alzada; o pensando que con tanta reflexión ya debería tener el argumento para la serie que será tan genial como Six Feet Under o Twin Peaks; o imaginando la cara de hastío del lector que ha llegado hasta esta parte de un post que no le dijo nada. Ja!
Quiero tanto tiempo.