Sentí tu calor

Lo tomé como circunstancia normal: cuando alguien ha subido al autobús se convierte, por más insulso, en el objeto principal de atención; así de aburrido es. Pero tú me seguiste hasta que me senté, con una mirada que parecía pedir disculpas por esa transgresión a los comportamientos haibtuales del pasajero de transporte público; y es que uno puede quedársele viendo al mundo exterior, al balanceo del asiento que no sirve, a una botella que rueda en el suelo y nadie recoge, al niño que llora (como reproche o con congoja fingida), pero a otro pasajero...
¿Debí entender la señal? ¿Tenían tus mañas la suficiente sofisticación para ofrecer ese tipo de señales? No puedo mentir y decir que me quedé en la misma fila por capricho, pero cuando recogiste la mochila, lentamente, a manera que yo notara toda la intención de la maniobra ¿debí irme a sentar a tu lado y preguntarte si también viajabas todos los días, si no te costaba trabajo conciliar el sueño y si a veces hasta te atrevías a leer durante el viaje?
Tal vez por paranoia, empecé a imagnar que no veías nada allá fuera sino mi propio reflejo, que con las luces neón del interior se distinguía muy claramente (también el tuyo, de mi lado), esperando a que volteara para que nos encontráramos viéndonos al mismo tiempo. Porque eso pasó un par de veces. ¿Y tenías tanta sincronía como para que siempre acabara por parecerme un evento casual? ¿Qué delataba eso? ¿Una ejecución perfecta (no errabas porque aquello pasaba perfectamente como contingencia)? ¿Una grata coincidencia? Confieso que eso de que nos viéramos, ese instante perfecto, coordinado, me satisfacía en muchos niveles.
Lo peor es que empecé a enervarme. ¿Si ya te bajabas? Y luego (sin cordura después del día agotador) mi mente hizo deducciones apresuradas que me inquietaban más, como si perdía una oportunidad buena (esos ojos intensamente negros, tu actitud siempre calmada, displicente, un perfil encantador) o como si todo me lo había inventado.
Fingí que me distraía algo afuera, colocándome en una postura delatora. Tú imitaste el gesto. ¿Para corroborar que me mirabas? ¿Para decirme 'sí, mira, somos muy iguales, hacemos las mismas cosas'? Me recosté, y después tú. Mientras, seguías revisándome discretamente, como si no te interesara.
Pero esa forma sutil de sugerir, ese erotismo terrible me derrotó al final. Decidí levantarme e intentar.
Contrario a lo que esperaba, hiciste exactamente lo mismo, y entonces yo supuse que saldrían un par de sonrisas cómplices, que saben lo que han revelado y pueden proseguir, ahora, con libertad. Sólo resolveríamos quién retrocedería y quedaríamos juntos, platicaríamos al fin.
En efecto sonreíste, pero seguiste de largo, empuñando una de las correas de tu mochila. A los pocos pasos volteaste con congoja, sin detenerte.
Ya de pie, todavía desconcertado, pero sintiendo la mirada de los pasajeros que esperaban, seguramente, alguna determinación para mi movimiento, decidí resolverlo sentándome en tu lugar.
Me recosté, desilusionado, pero sentí tu calor, en mi espalda. Imaginé que me abrazabas.

7 anotaciones motivantes:

Anónimo dijo...

Uyyy nada mejor que el coqueteo visual esporádico.. Esa complicidad tan exquisita! jajaja Opino que tiene quedar en eso y nada más, o sino se arruina el encanto...
un besote! me gustó mucho!

Eddney Todd dijo...

No sé por qué esta historia me parece tan familiar. Tan satisfactoria pero tan frustrante. Siempre termina igual y a veces me dan ganas de gritar! Estoy seguro que asî dejé ir al amor de mi vida y no me lo perdonaré jamas. Sniff!!

Esto que estás leyendo ya no soy yo. dijo...

ahh, aquellos tiempos de ir en el camión y ver de reojo al chico guapo que sube a la misma hora. No, nunca me atreví a nada. Tal vez un día de estos podrías intentar!

Anónimo dijo...

e imaginé que me abrazabas...


Y tu reflejo en el vidrio, como un cuento de Cortázar...=)


Un saludo =)

vanto y vanchi dijo...

A poco no es esto hermoso??

..ese calor imaginaio?
..esa mirada atrevida?
..ese gesto fugaz?
..ese sentir que dura nada y mucho?
..ese sentirse visto?
..ese sentirse visto viendo?

...me ha pasado
...nos ha pasado


me encantó

Anónimo dijo...

Greta Uribe



tienes que venir a mi blog, te tengo una sorpresita de agradecimiento!

Anónimo dijo...

¿cómo una persona tan feliz como vos puede plasmar esas simples tristezas tan exquisitamente?