Extrañando

Extraño cuando sabía menos de todo y me quedaba el día entero viendo el cable y pensaba que ésa era una vida mejor. Y sí, sé que suena a lo más terrible, esas situaciones ignominiosas que ni deberían confesarse, pero es que acabo de corroborar que la ignorancia da felicidad en muchos niveles. Pero este post no hablará de eso. Estoy en ese periodo en que muchas cosas deben decidirse. El mundo se mira bien, pero ahora que se me abren las puertas ya no estoy seguro de simplemente dejarme llevar y decir sí (que será un sí definitivo) o esperar a que alguna oportunidad mejor llegue. Pienso: ahora es algo estable ¿si más tarde me arrepiento de no haber aceptado? En fin. ¿Algún consejo?
Extraño poder desverlarme sin sentirlo. Ahora, no sé si por el estrés de la situación per se, todo se ha hecho un poco más complicado a la hora de despertar y descansar, las pausas se agrandan y el cuerpo pesa un poquito más.
Extraño poder recordar mis sueños. Ese ejercicio de todas las mañanas en el que me daba cuenta que mi imaginación sin represiones era genial, siempre me alentaba; era como leer un texto escrito por alguien más y sorprenderme de lo que se le había ocurrido. Recordar los sueños tiene esa doble cualidad de asombro: uno contempla una elaboración en la que se desborda una imaginación que inventa reglas propias (lo que es siempre intrigante), y por otro lado, uno es espectador de los alcances de la creatividad de uno mismo.
Extraño mi casa en Hidalgo. Bonita no era, por cierto, pero siempre resultaba encantador salir por las noches terriblemente frías y contemplar un cielo completo, en donde no era necesario adivinar las estrellas. El olor de tanta tierra mojada después de las varias tardes de lluvia. Una extraña sensación de soledad, de singularidad que producía algo parecido a "sentirse necesario en el mundo".
Extraño divertirme haciendo construcciones con cartas de la baraja española y fingiendo vidas ajenas.
¿Tú qué extrañas?

4 anotaciones motivantes:

Eddney Todd dijo...

Es curioso. También me es difîcil recordar mis sueños. Qfortunadamente no he perdido la facultad de soñar despierto, pero aquellos sueños nocturnos parecen casi inexistentes.

Extraño ademâs muchas otras situaciones, lugares, sabores, sonidos, personas... Algunos eventos, al recordarlos se convierten en flashbacks tan reales como algunos sueños que solïa tener.

Esperar una mejor oportunidad? No sé. Creo que siempre estamos esperando una oportunidad. Tal vez lo difîcil no es que llegue... sino saber reconocerla cuando lo haga.

Saludos!

Sybila dijo...

A veces pienso que esto de la memoria es como una bendición y una maldición a la vez.

Los recuerdos pululan por ahí, vagan como cronopios en el cuarto y yo no puedo más que abrir los brazos y decir: hay veces, como hoy, que me hacen falta...y hay veces, como hoy, que quisiera morderlos hasta que una de las dos partes se desangre...

Y es así, Leo, sabrás que soy una nostálgica sin remedio.

Así que extraño los lugares en los que me he encontrado: un puerto en Yucatán, una cama, una cochera vacía, el balcón de la casa de mi padre en Hidalgo...

También extraño, como extraño a las personas.

He dicho que extraño los lugares donde me he encontrado...

También extraño la risa de un amigo ,tú, Leo, porque en el camino de las letras andamos, y aunque lejos, nos reconocemos.

(a shinga shingá... ando medio sensible, ya la sufriste tú...jeje, un abrazo enorme niño!)

Sam

vanto y vanchi dijo...

Extraño extrañar a alguien.
Un brazo protector, un beso de amor.
Extraño una sonrisa que sea mía,
el aire de los dos.

El tiempo que vuela, la seguridad de la vida.
El placer del chocolate, la insensatez del dinero.

Extraño su caricia.
Su círculo mágico y su teatro.
Extraño llorar y reirme para y por él.
Extraño ya no ser yo.

Anónimo dijo...

Extraño el olor que me hacía segregar endorfinas en contidades insalubres, ese olor creado por piel muerta, lípidos y agua expulsados.

[denng all emo (yall comments)]