Él era alto como un roble, y no podía esconder su deseo. Ella era pequeña, y en la amplitud de sus caderas podía inscribirse un niño bueno y sano. Costeños, acostumbrados al oceáno, de todos modos no dejaron de maravillarse de las humedades y las sales, de la tibieza y la infinitud. Jóvenes, de todos modos se sintieron presos de una emoción primitiva y antiquísima. Buenos, de todos modos entendieron que habían abierto la puerta y perdido a propósito la llave.
¡Feliz (1+2 +3+4+5+6+7+8+9)²!
Hace 14 horas
1 anotaciones motivantes:
cochinos
u_ú
*envidia
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