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Hace doce o trece años, ¿qué se les ocurría?
Yo por ejemplo, sonreía cuando pensaba en mí mismo detrás de una pantalla, escribiendo un diario. Ni siquiera me preocupaba el hecho de tener una vida interesante qué contar; sólo me complacía la imagen de la silla y la pantalla luminosa. Cuando tuve acceso a la máquina de escribir, me emocionaba y practicaba redactando tonterías que, por estar hechas con esa letra perfecta, ya me parecían documentos importantes de señor.
De entre los libros, a los que ya tenía cierto respeto, la Biblia de la casa era, desde luego, el más misterioso. Ese lenguaje extraño con que se comunicaba conmigo era una advertencia sobre su origen, que en todo punto debía ser irreprochable e inaccesible. Trataba de memorizarla porque sabía que eso debía hacerse con los libros importantes. Pero luego mi madre me decía que no debía leer cosas que no entendiera. Ahora sé que ella cree tanto en aquel libro como yo.
Siempre sentí una atracción curiosa por las labores administrativas y taxonómicas. Todo quería clasificarlo y me encantaba ver que algún miembro nuevo de la naturaleza se adaptara a mi canon infantil: cosas vivientes, cosas raras, cosas muertas.
Y construir casas era mi delirio. Las armaba con cartas, con colchones, con cobijas, con tierra, con maderitas. Y ponía gente a vivir en ellas con sus pequeñas cosas hechas de palitos, plastilina, más cartas y algunos otros juguetes. Recuerdo a mi padre, entusiasmado tal vez por tener un hijo ingeniero, tratando de enseñarme lo práctico de las escalas que, después, volvieron la tarea en un auténtico martirio: ¿por qué las matemáticas tenían que meterse en todo?
Llegaban las vacaciones de verano y a mí me entusiasmaba ver a todos mis primos. Pero la cosa no superaba los treinta minutos de algarabía: de inmediato les aburrían mis propuestas de juego "hay que hacer una carretera o un puente con estas fichas; o una casa, y metemos a éste y a éste a vivir ahí". Y se iban por ahí a triturar insectos en un intento de crear un Frankenbicho. Yo lo máximo que podía hacer con esos animales era contemplar su orden, su labor repetitiva, que me conmovía.
Después, los videojuegos. A mí me gustaba más jugarlos con mi papá, porque él no se burlaba de lo torpe que era. Y entonces, mientras ellos jugaban, yo siempre hice de auditorio. Secretamente, me complacía de escuchar a mis tías decir que aquello sólo les quemaba el cerebro a mis parientes. ¡Pobres!, pensaba.
Siempre pedí libretas, lápices, plumones o cartas para navidad. Nunca llegaron. Mis tías siempre disuadían a mis padres de que aquellos no eran regalos adecuados para un niño. Por eso dejé de levantarme con emoción para descubrir un Yanoséqué portatil o algún chunche así que no entendía y detestaba.
¿Y a ti, qué se te ocurría?

9 anotaciones motivantes:

vanto y vanchi dijo...

Nunca he sido de los videojuegos.

Pero yo tenía una carpeta, que era de mi hermano, donde escribía cada accion que hacía durante el día. Era un querer controlar y recordar el pasado. Que si me lavaba las manos, anotaba la hora y el minuto. Que si regresaba a la escuela bajo un sol recio, anotaba la hora y el minuto. Que si me dormía y soñaba, anotaba todo.

También leía los libros de mi papá. La Biblia, no. Me parecía demasiado seria. Leía el periódico y quería ir a la universidad.

Besos.

Sybila dijo...

Yo hacía muñecas y muñecos de papel, los coloreaba y con ellos armaba historias. Mi prima, más grande y mejor dotada para dichos menesteres, armaba algunas y les poníamos nombres de diosas griegas, porque ella nos contaba los mitos griegos cada que ibamos a Hidalgo.

Con las piedras calizas del terreno hacíamos aguas de colores, y luego nos mojábamos en un charco tremendo,que se formaba en parte de la azotea cuando no había segundo piso en la casa de los abuelos...

=)

Muchos abrazos Leo

beno dijo...

chale wey,no mames, cómo que crees así cabrón en la biblia???
qué es lo que crees de ella?? no mames!!! me saca de pedo eso de ti... digo porque tiene un valor literario pero de ahí a que sea la verdad absoluta e irreprochable!!! chale chale chale

Banjú -el memorioso- dijo...

mmz todos hacìa cosas
bien lindas, hasta me hacen sentir mal.. ustedes no se agarraban a "globetasoso" con sus primos, quemaban caracoles con una lupa, jugaban fut y rompìan vidrios, nunca hicieron rampas hechas de ladrillos y cartones para brincar con bicis,patinetas o patines y aventarse piedras, dispararle con un rifle de diàbolos a sus vecinos, jugar futbol en patines, paritr pilas y ver como el àcido quemaba tus soldaditos de plàstico, nunca jugaron videojuegos de 2 de la tarde a 8 de la mañana, nunca vieron como tu primo asesinaba perros con un rifle, o con una pistola recortada, o con un arco, o una ballesta... agghh.. ke klase de infancia no violenta tuvieron ustedes.. por eso son tan raros... U_U ... jojojojojo

Leo Ávila dijo...

jaja!... bueno, ahora sí me preocupé por contestar...
Literalmente el fragmento, sin cambio, dice así:
"De entre los libros, a los que ya tenía cierto respeto, la Biblia de la casa era, desde luego, el más misterioso. Ese lenguaje extraño con que se comunicaba conmigo era una advertencia sobre su origen, que en todo punto debía ser irreprochable e inaccesible. Trataba de memorizarla porque sabía que eso debía hacerse con los libros importantes. Pero luego mi madre me decía que no debía leer cosas que no entendiera. Ahora sé que ella cree tanto en aquel libro como yo."
Hablo, si no es suficientemente evidente, de mis percepciones infantiles. ENTONCES la Biblia me parecía un libro irreprochable. Respecto a creer en ella tanto como mi madre, jaja... bueno, ella no creen en ella XD, por eso lo dije... jou!... Creí que me conocían a lil' better...

ULLIOA

Esto que estás leyendo ya no soy yo. dijo...

Uy, también siempre la hice de audiencia si se trataba del nintendo pero para compensarlo jugaba a la tiendita con mis hermanas y colectabamos todo tipo de hojitas para vender o comprar porque cada una tenía su minibolsita del mercado y sus minitrastes de barro, también jugabamos a a comidita o a la selva en los terrenos de alfalfa de mi tío, más adelante fueron la bici y los patines. Ahora q lo pienso pasamos por todos los juegos posibles... canicas, carritos, corretiza, trompo, yoyo, lotería y muchos más...

Esto que estás leyendo ya no soy yo. dijo...

Ah y si Beno, ya ni la muelas, hasta me reí de esa parte, U_U

Anónimo dijo...

quien no jugaba Legos
esas piezas q en un principio parecian formar "nada" despues de algunos minutos de ingenio podias formar lo q quisieras aunque para otros nadams eran bloques de plastico apilados.

Mielina dijo...

Construir casas es un clásico. A mí me gustaba crear "lagos" con su propio sistema de riego.

Creo que de ahí vienen la mayor parte de mis frustraciones.

Por cierto, Feliz Año!!!