No me moveré de aquí hasta que sepa

Durante las noches de la revelación, Buda, refugiado bajo una higuera, recibió la visita de innumerables tentaciones enviadas por el dios Mara para instigar su conciencia decidida: “no me moveré de aquí hasta que sepa”, fue lo que dijo. Sobreponiéndose a todas ellas y auxiliado por la luz, alcanzó la iluminación completa en el transcurso de la noche; entre las ideas que le fueron reveladas, se encuentra la del Samsara, la Rueda de la Vida, con la que pudo acceder al conocimiento de todas sus vidas anteriores, además de que se le permitió conocer cada una de las causas y efectos que regulan la vida y el camino para alcanzar la salvación, entre muchas otras cosas durante varias noches sucesivas.
Raneo Dovialla dice: Buda fue una de las tantas vidas anteriores de Borges, este último, con un poco menos de apego a la idea de que el mundo era mejorable en algún aspecto, se dedicó a excitar corazones de otro modo: nos entregó el Aleph, que fue una revelación -inconsciente o no- que le quedó después de un sueño, una reminiscencia de todo el conocimiento adquirido en la noche del Nirvana, o al menos un acercamiento de la representación de esa condensación, en un punto, del saber completo.