Póstumo

Me quiero decir, como artilugio de autoprotección, que como no te vi ya sin vida entonces esto no es cierto y en algún momento te encontraré nuevamente por cualquier calle insospechada de la Ciudad de Puebla, o que incluso estarás tocando la puerta una de estas tardes y me contarás de todas las buenas películas que me he perdido, o de los poetas underground que sólo tú conoces. Lo mejor de haber sido tu amigo fue que me hacías sentir acompañado en este sentimiento culposo que es el amor al arte.
Mi guía y yo por esa oculta senda
fuimos para volver al claro mundo;
y sin preocupación de descansar,
subimos, él primero y yo después,
hasta que nos dejó mirar el cielo
un agujero, por el cual salimos
a contemplar de nuevo las estrellas.
Dante Alighieri, Infierno, Divina Comedia, Canto XXIV


La muerte debe ser un descubrimiento, no una clausura.
Te enterraron hace quince días. Yo me entero hasta hoy. ¡Cómo pasan esas cosas! Cuando te imaginé ahí, sepultado, inmóvil, experimenté una sensación de la que no me creí susceptible. Mi estimadísimo Antonio (a mí nunca me gustó decirte Lonje), te voy a echar tanto de menos.
Muchas otras cosas me pasaron por la mente: que pudimos haberlo evitado, que debí decirte alguna vez (aunque fuera de lo más cursi) que eras una de esas personas que le dan un toque especial al mundo, que me gustaba tu risa (ligeramente aguda y sincera), que tus letras (como muy pocas) prometían decir algo importante –no, esto último sí te lo dije. Quisiera tener al menos el pequeño cuento que me leíste en el autobús la última vez que nos vimos para compartirlo con el mundo. ¿Se los leíste a todos y era como una despedida general?
Sí, sentí el tono lánguido, tu mirada un poco lejana; pero estas cosas no se adivinan, mi estimado. Uno cree que ustedes, los amigos valiosos, siempre estarán allí y punto, como si fueran de piedra y soportaran con estoicismo el paso de cualquier catástrofe. ¿Cuál fue la tuya, amigo? ¿Por qué?
Me queda la pequeña satisfacción de que la última vez que nos vimos fue con mucho entusiasmo y que pudimos platicar un buen rato, que estuviste aquí en el depa y comimos palomitas con una película: me contaste que estabas feliz con tu novia y recordamos los buenos ratos de la preparatoria. Y me quedaré con esa última imagen y le sacaré todo el jugo que tiene porque voy a necesitar de ti, (porque uno es a veces tan egoísta que tiene amigos sólo por uno mismo). Yo te necesitaba, Antonio, te seguiré necesitando toda mi vida.

5 anotaciones motivantes:

Mme. Carroll dijo...

No tengo mucho que comentar, Leo. Pero te leí, aún puedo leerte, hartarte, amarte. La muerte es algo harto ajeno a mí, pero algún día la conoceré y quizá me enamore de ella y me traicione. Uno nunca sabe, dos tampoco; esta vez estaré en serios problemas.

Eme

Esto que estás leyendo ya no soy yo. dijo...

La vida es una puta y hay que aprender a bailar con ella. Sigues vivo Leo, es difícil pero cierto.
Sabes que no estas solo.

beno dijo...

epitafio del chismoso: en todo se metía, está aquí metido.

Sybila dijo...

Me acabo de enterar, me lo dijo Ricardo. Al principio pensé en otro chico que nada tenía que ver con mi paso por la prepa.

Lo estimaba Leo. Pero se que en tu caso, duele más hondo.

Te quiero

Mathilde Kiedis dijo...

buuu leo lo siento mucho,creo que no me entere! y soy una ingrata porque pasaba mas a presumir que ya actualice para que pasaras a leerme,que pensar en un pesame.Te quiero mucho y como dice sandy,no estas solo.
Cuando puedas pasas a leer mi actualizacion :) se me antojaron las palomitas haha eres cruel.
bso!
*