Cuento sin título (pt. 1)

Casi por instinto, pensó en el agua, que podría ayudarlo, y corrió al baño. El agua. El agua. Saboreó la ele, que era líquida y tan apropiada para el nombre, elagua, lagua, lagua, gua, gua, gua, gua: burbujas. Llegó. Se detuvo en el umbral. Entró olfateando la frescura latente. Abrió el grifo y puso su cabeza debajo del chorro silencioso. Se mojó la cara, toda la cara. Disfrutó del juego de echar agua a sus oídos sin que penetrara en las fosas. Disfrutó más poner la tapa del lavabo y meter en él su rostro entero. Exhalar. Escuchar el borboteo. Sentir la efervescencia. El peligro de morir ahogado. Sus manos sobre la dureza de la porcelana. Su espalda inclinada, ya dispensada por el dolor. Su estómago recibiendo las gotitas que poco a poco construían una superficie húmeda. Sus piernas, largas: a ellas realmente no las sentía. Tenía cuarenta y cinco años, una esposa, y un hijo, un perro y una casa: era un hombre ordinario, era un hombre, uno: todo eso se dijo a sí mismo; pero decirlo fue como un capricho; como un deseo, peinado por del masoquismo, de no abandonar la realidad que lo acongojaba; como si se le hubiera ocurrido que el escritor del cuento necesitaría un puente para vincular este suceso con su vida entera; como si se estuviera viendo desde afuera; como si no estuviera instalado dentro de sí mismo. Y había una especie de satisfacción en el ritual: disfrutaba pensar en que todo lo existente se redondeaba, de pronto, a su presencia: pensar en sí mismo, sólo tener conciencia de su yo, valía por apagar las luces del resto del mundo. Y cuando sentía que todo estaba en tinieblas, él brillaba. Y cuando brillaba, lo entendía. Le dolía mucho no entender. Y no quería, ya había llorado suficiente. Y llorar para él era como reducirse al nivel de lo vulgar. Un hombre, un hombre viejo no puede ensayar ese ceño sin convertirse en un objeto ridículo. Pero sus lágrimas saladas y tibias ya empezaban a mezclarse con el agua insípida y fresca. Acalló sus gemidos. Jaló los mocos porque sintió asco de mezclarlos con el resto del agua. Sus mocos. Tomó la toalla de un zarpazo: la costumbre. Aún no estaba seca por el baño de la mañana. Raro. Que su casa se hubiera convertido poco a poco en un lugar más sombrío y el calor ya no le sacara la humedad a las cosas. Raro. Que después de tantos años no pudiera calcular el tiempo que le tomaba a la toalla secarse. Pensó en gritar. No. Pensó en arañarse los ojos. No. Orinar... Después del zipper, sólo fue un chorro constante: más agua. Una de las gotitas producidas por la sacudida final cayó en la moldura del excusado. Tomó dos cuadros del rollo para secarla. El sonido sordo del papel sobre el bote de la basura fue como una campanilla que lo puso en marcha para salir finalmente. Tomó la perilla. Afuera, en la sala, estaba Marcela. Le adivinó la silueta: sentada, inmóvil, cabizbaja. Volvió la cara y escuchó la música del cuarto de Raúl. Pero instantáneamente, como cuando se pasan los dedos tanteando sobre la palma que tiene la astilla, recordó.

2 anotaciones motivantes:

Mathilde Kiedis dijo...

"valía por apagar las luces del resto del mundo"


esa frase es excelente,y me senti identificada porque hay veces que olvidas al mundo y te sientes VIVO,esa parte genial de vivir,saber que estas en el presente y pensar lo que haras en el futuro (aunque ese futuro sea mañana mismo),es cuando disfrutas esos instantes,aparte me senti aca con el agua fria en la cara,recorde como me moje ayer en la lluvia y fue genial ver a todos cubriendose o corriendo como si nunca se hubieran mojado xDD lo unico que me impedia se feliz era que mis converse se resbalan con el agua ¬¬ pero fue un momento bonito,y por eso me gusto el cuento,porque me senti identificada,creo que ambos tambien tememos,hasta el momento,una vida ORDINARIA. Quiero leer lo que sigue!

Gracias por salvar mi vida barroca jajaja ojala que pasemos sin inconvenientes,y me voy a poner celosa! yo tambien quiero ser lo mejor que te ha pasado :) hahaha

te quiero muxhizimo!
ay me firmas :P

Anónimo dijo...

Leo!
Te adoro. Me encanta tu genialidad, eres todo Leo, eres MI LEO