Mírame, Unamuno

Mírame, Unamuno, estoy aquí escribiendo la historia imposible.
He penetrado la lógica interna del personaje que hiciste de mí mismo y he encontrado el detalle necesario para revivir sin causar un absurdo. He aquí a Augusto Pérez. He aquí al Augusto Pérez que dejaste desnudo en su lecho de muerte. He aquí el Augusto Pérez que trataste de rana, he aquí la rana que tenía a Orfeo que tenía un amo que tenía a Eugenia que tenía a Mauricio que no tenía escrúpulos. He aquí el Augusto Pérez que recupera las facultades narrativas que le dejaste lucir ante Víctor con las historias dentro de historias, como en el Quijote, ¿recuerdas?
Los dos hemos muerto, Unamuno y, esto es lo más curioso, los dos nos hemos utilizado para perdurar, para volver a la vida: la configuración de Augusto dejó suelto un cabo: Augusto ya no podía ser él mismo, Augusto empezó a adquirir la volatilidad de los pensamientos desde antes de sentarse a platicar contigo en el despacho, Augusto dejó de ser un personaje para convertirse en un concepto, en una idea. Y las ideas, pequeño detalle, son inmortales, ergo, como Augusto era inmortal, cualquier pluma imprudente podía sembrarle la vida, seguir alimentando sus imaginerías y monólogos. Traje al Augusto concepto a este Augusto concreto, como a la Mujer.
Mírame, Unamuno, estoy aquí escribiendo la historia posible.

3 anotaciones motivantes:

beno dijo...

esto fue realmente entretenido!!

vanto y vanchi dijo...

¡No me mires, no me mires,
no me, no me, no me mires,
no me mires, no me mires,
déjalo ya!

Perdón. No me pude contener.

Zapatalea dijo...

hahaha ^_^

me imaginé un Dr. FRnkestain, dándole vida al cadaver de papel, insertándole sangre de tinta ^_^