Sin libro no Leo hará historia

Será una labor antropológica, o algo cercano a ella. La realizarán con esa devoción por el sentido: tener un mundo más asequible al entendimiento alimenta la esperanza . Algunos todavía creerán que no se ha buscado en el lugar apropiado, que detrás de algún signo encontrarán el hilo negro, y ensayarán en el vuelo de las aves, en las vísceras de los animales, en las escrituras sagradas y en la forma de los caracoles.
Muchos siglos y no haber encontrado una razón perfecta, irrebatible, pero tener al menos el aliento de haber sobrevivido a la revolución, cuyos preceptos estarán aún frescos en la mente de todos: si todo se construye a partir de la búsqueda de esa razón, si la búsqueda del sentido era el sentido, convenía postergarla y, mejor aun, anularla, para no llegar nunca a ese limbo que significaría el conocimiento terminado y absoluto. Y entonces guerras, destrucción del saber. Nunca llegar. Nunca. Casi como una burla se llamó la Guerra de Alejandría. El lema del partido: un hombre que no sabe es un hombre que no puede temer (porque siempre un partido, siempre una gran masa sin rostro).
Se habían olvidado de los artificios tecnológicos y la promesa de la información electrónica quedó allí, como una arenga para echar a volar los sueños de las nuevas generaciones. Poco después se organizarán los inocentes comités de búsqueda, cuya intención será hallar algo valioso en la paja. Partirán de supuestos psicológicos básicos: se alimentarán con el Freud y el Lacan de Wikipedia. Analizarán la influencia de las ideas entre unas webs y otras. Alguien que contemple un fotolog y vea el transcurrir de un vida sencilla y tranquila, de nuestra vida exenta de sobresaltos, llena de frivolidades sencillas y hedonismos inofensivos creerá un poco en cierta forma de felicidad.
De una mente falta de discernimiento maduro, pero fincada popularidad, saldrá la idea de tener a los blogs por creaciones de alto valor literario.
Sin libro no Leo hará historia.