Y primero fue el verbo (pt. 1)

Antes de que los primeros soldados romanos llegaran a la Península Ibérica y llevaran hasta ella el idioma latín, que daría origen a la lengua con la que mayoritariamente se ha escrito este blog, ya estaban asentados en este lugar muchos otros pueblos cuyas lenguas serán llamadas más tarde de sustrato, pues dejarían sobre el español muchas reminiscencias o huellas lingüísticas, que hasta ahora conservamos. Éstos eran:
Iberos, de los que quedó el nombre de Iberia a la península (por "asignación" de los griegos, que así llamaban a esa región). Fueron los primeros habitantes peninsulares en conocer una forma de escritura.
Tartesios o turdetanos, quienes desarrollaron una cultura superior a los iberos, compitieron con los fenicios pero terminaron bajo su dominio y probablemente ellos los borraron por completo (su desaparición sigue siendo un misterio). Su nombre también proviene del griego.
Celtas, provenientes de la Galia (este de Francia) y del área germánica. Su presencia determinó profundos cambios culturales y étnicos. Algunos grupos celtas se unieron a otros ibéricos y de esta fusión surgió el núcleo celtíbero.
Algunas palabras provenientes de estas lenguas son:
Perro, manteca, camisa, saya, carpintero, vasallo, cabaña, berro abedul, salmón, alondra.

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